Mil en total: cantantes, bajistas, guitarristas, bateristas. Mil tocando al mismo tiempo, en el mismo lugar, al aire libre, una única canción: «Learn to fly», de Foo Fighters.
Fabio Zaffagnini, un fanático de la banda, que vive en Cesena, Italia, tenía un sueño loco: que Foo Fighters tocara en su ciudad.
Habían pasado casi 20 años desde su última presentación en la región, así que les hizo una invitación que no pudieran resistir…
Encendiendo el fuego
Fabio quería llegar a Dave Grohl, así que buscó un equipo de secuaces que le ayudaran a dar forma a su idea. Necesitaban mil músicos, prensa, ingenieros de sonido, técnicos de todo tipo… Calcularon unos 40.000 Euros, y tenían para empezar… nada.
Un video les pareció una buena manera de dar a conocer su idea, pero fueron deliberadamente crípticos. Querían generar interés: ¿Qué es Rockin’1000? Tres meses después, develaron la incógnita en otro video que incluía un claro pedido de donación con una dirección web para hacerlo. También daba la opción de ser voluntario, y hacía un pedido enfático de compartir lo más posible el proyecto. Todo presentado por Fabio mismo, muy cercano y entusiasta, y luego con el refuerzo de los demás miembros del equipo. Absolutamente contagioso.
El video explotó en las redes. Miles de músicos y curiosos de todo el mundo hablaban de Rockin’1000. Y también la prensa, las revistas de música especialmente.
Cuesta arriba
Aprovechando la buena racha, realizaron un evento de recaudación en un teatro. ¡Gran decisión! Y nuevamente, a través un video (esta vez animado y en un dialecto local, bien didáctico), pedían donaciones para lograr su objetivo.
Sobraba entusiasmo, y ya habían elegido al Director de la banda de los mil, pero seguían sin alcanzar la cifra de recaudación que necesitaban, así que, aunque la fecha límite era a fines de abril, extendieron un mes más la recaudación y lanzaron un nuevo -y dramático- pedido de donaciones. En este tercer video se podía ver el camino recorrido y la seriedad del equipo que lo estaba llevando adelante.
Lo consiguieron. Pero aún así el presupuesto era ajustado y la complejidad del evento exigía contratar expertos…
Finalmente, suena Rockin’1000.
El día llegó, la banda tocó… El video se viralizó…
Foo Fighters levantó el guante, prometió ir a Cesena… y cumplió. Dave Grohl ofreció un discurso de agradecimiento en el que contó que, mientras estaba de vacaciones, su teléfono no paraba de recibir mensajes que le contaban acerca de la movida para que su grupo tocara en Cesena. Al principio, se sorprendió y luego se conmovió. «Verlos a Uds cantando nuestra canción para todo el mundo, para mí, es el mejor momento de mi vida. Por supuesto que no podíamos decir que no. Nos atraparon, teníamos que venir aquí. Espero que hagan lo mismo con U2, Pearl Jam, Soundgarden, Rage Against the Machine, con todas las bandas de rock. Y si dicen que no, ¿saben qué les pueden decir? Vaffanculo, stronzo», expresó el cantante ante las risas de todos.
El sueño se hizo realidad, pero no fue magia. Un año de trabajo duro, un equipo comprometido, excelentes profesionales y una muy buena estrategia de comunicación hicieron posible lo imposible.