Como consecuencia de la pandemia, los sistemas e industrias como las conocíamos empezaron a revisar sus cimientos. Las necesidades que emergen en nuestra vida cotidiana son otras, convivimos con una nueva mentalidad que tiene implicancias en diferentes sectores.
Para las organizaciones sociales, que construimos comunidades de apoyo hacia nuestra causa, entender sus necesidades nos permite crear contextos adecuados para construir vínculos fuertes y duraderos, lograr más donaciones y por más tiempo. ¿Sabemos qué necesitan nuestros donantes y voluntarios? ¿Los escuchamos?
Estudios recientes en tendencias y comportamientos sociales de esta era, nos dan algunas ideas para entender esta nueva mentalidad y este nuevo “sentir” de las personas.
Un mundo incierto y de la emergencia climática. Pensar en darle sentido a la vida de nuestros donantes
La crisis existencial sumada a la necesidad de contacto social y de variadas y nuevas experiencias, nos afecta en la toma de decisiones que ahora son más emocionales, miran a corto plazo y el impacto a futuro.
La búsqueda del bienestar integral, cuerpo y mente, y la necesidad de “renacer”, configuran las micro tenencias de comportamiento en búsqueda de recompensa y gratificación.
Desde las organizaciones tenemos el desafío de entender las necesidades de nuestras comunidades, para ofrecer experiencias significativas y personalizadas. Trabajar con integridad, compromiso y comunicar nuestra propuesta de valor.
Aceleración tecnológica y de experiencias “phigital”.
Según McKinsey & Co., en tan solo ocho semanas al inicio de la pandemia, fuimos testigos de cinco años de progreso digital. Con los avances de la tecnología cada vez más integrados en nuestras vidas, está cambiando la velocidad en que vivimos, trabajamos y nos conectamos.
La fatiga tecnológica hace más relevante las conversaciones reales y la conexión humana. Las experiencias “phigital”, combinadas online y offline, nacen como un recurso en la experiencia de usuarios y donantes. A su vez, los mundos virtuales promueven la creación de comunidades e interacciones digitales, el usuario pasa de observador a protagonista, de un rol pasivo a uno activo.
A pesar del crecimiento de los canales digitales, e-commerce y donaciones online, hay una ansiedad desesperada de volver a experiencias vivenciales. Las propuestas digitales sencillas y al alcance de la mano que permiten crear contextos de interacción y participación, como Whatsapp y Tik Tok, son las ganadoras. ¿Será un renacer de Face to Face con experiencias no transaccionales?
La mentalidad de la “vida” en las ciudades
Si bien previo a la pandemia las ciudades estaban experimentando una transformación, el Covid-19 aceleró este proceso desentrañando la velocidad de la vida urbana y poniendo mayor énfasis en la regeneración del sistema natural y humano, la sustentabilidad, la salud y la convivencia más lenta, “Slow living”.
Los espacios verdes que están más concurridos reflejan una necesidad de vida saludable y conexión con la naturaleza. Una oportunidad para que las organizaciones diseñemos experiencias con valor y memorables para nuestros donantes, voluntarios y comunidades digitales no financieras.
Lo que afecta a nuestros donantes, voluntarios y comunidad de colaboradores, nos afecta a nosotros. Las organizaciones sociales tenemos la oportunidad de vincularnos desde otro lugar, construir lazos fuertes y darles protagonismo en el cambio que buscamos. Vivirán la causa como propia y por mucho más tiempo ¡Diseña experiencias inolvidables y enamora a tus donantes!
- Fuente: The Future Laboratory