Nunca vivimos un momento tan propicio para el crecimiento de la cultura de las donaciones en Brasil como el de ahora. Y, al mismo tiempo, nunca vivimos un momento tan complejo como el actual para que eso suceda.
Veamos las razones por las que creo que el momento es propicio:
- Nunca tuvimos tanta riqueza acumulada, tanta gente ascendiendo a las clases media y altas. Si suponemos que la cultura de las donaciones tenderá a crecer en la medida en que crece la riqueza, podemos bien creer que esa riqueza podrá transformarse en inversión social.
- Según el barómetro de la confianza brasileña de 2015, el estudio general realizado todos los años por Edelman, las ONGS subirán 7 puntos en relación con el año anterior, en el que ya eran confiables para el 70% de la población, y recuperarán el segundo lugar en términos de confianza por parte de la población nacional, perdiendo apenas contra las empresas (73%), y superando a los medios (56%) y al gobierno (37%).
- El movimiento por una cultura de donaciones ganará espacio en el escenario de la inversión social brasileña. Este movimiento cuenta con 1191 personas registradas en su página de Facebook y avanza en iniciativas bien concretas, como el Día del Donante y un Programa de Educación para Donantes.
- El crecimiento del uso de nuevas tecnologías para la comunicación y para incrementar las donaciones, como el crowdfunding, las redes sociales y el celular, que democratizan el acceso de pequeñas y medianas organizaciones de la sociedad civil a herramientas de bajo costo y alta capacidad de captar nichos de mercado ultra específicos.
- El protagonismo de algunos financiadores, como el Instituto Arapyau, Ford Foundation y Open Society Foundations, que invierten en el fortalecimiento institucional y el crecimiento de la capacidad de movilizar recursos de las organizaciones de la sociedad civil.
- La ABCR, la Asociación Brasilera de Captadores de Recursos está pasando por una etapa de profesionalización de sus equipos, luego de 15 años de actuar con voluntarios. Ha hecho un cambio en su modelo de gobierno, buscando garantizar un equipo profesional y una mejora en el papel de su Consejo Director, que pasará a actuar de manera más estratégica. Con el fortalecimiento de la ABCR, esperamos que se amplíe la profesionalización de las actividades de captación y movilización de recursos en Brasil.
- La creación de un Fondo para fortalecer la estructura que mejore el ambiente de las donaciones en el país. El Fondo será formado por el 1% de la inversión social de fundaciones y empresas que realicen donaciones en Brasil y está siendo liderado por el GIFE. El recurso será utilizado para iniciativas que puedan aumentar el compromiso de las personas, fortalecer la cultura de las donaciones institucionales y viabilizar las medidas estructurales del sector como la realización de encuestas, cambios regulatorios, etc.
- La inminencia de la realización de una encuesta amplia sobre donaciones individuales en Brasil, por iniciativa del IDIS, con apoyo del Movimiento por una Cultura de Donaciones y el Instituto Arapyau.
Ahora veamos los motivos por los que consideramos que el momento actual es negativo para el crecimiento de la cultura filantrópica en Brasil.
- La crisis económica y política en la cual estamos inmersos en Brasil es tal vez uno de los factores que más pueden frenar el crecimiento de la cultura de donaciones. Especialmente las donaciones de las clases medias, que son precisamente las que empujan los umbrales del crecimiento. Estas clases son además, por supuesto, más sensibles a crisis como la que estamos viviendo.
- A pesar de ser una crisis que coloca a políticos y empresarios en el foco de la corrupción, todas las instituciones en momentos como éstos acaban siendo víctimas de la falta de confianza generalizada de la población, y esto afecta a las ONGs.
- El crecimiento de las empresas y consultores independientes de captación de recursos que proponen modelos remunerativos basados en comisiones sobre los recursos captados. No hay nada ilegal en estos modelos, pero el mundo entero va hacia un sistema diferente, que considera al profesional del fundraising como alguien propio de los equipos de las organizaciones remunerado en bases fijas , construyendo relaciones de mediano y largo plazo con donantes y proveedores, fortaleciendo a su vez a las organizaciones y no a intermediarios.
- A pesar de todos los incentivos a la cultura filantrópica, es notable la gran fragilidad de la mayoría de las organizaciones de la sociedad civil para solicitar recursos, implementar proyectos de calidad y rendir cuentas de manera ágil y transparente. Al final de cuentas, las donaciones precisan de organizaciones confiables para recibir más recursos. A falta de organizaciones de esta naturaleza, los propios inversores pasan a ser operadores de sus recursos , fenómeno frecuente entre los inversores sociales brasileños. No hay muchos motivos para creer que esta situación está cambiando.
Sólo el tiempo dirá si Brasil logrará salir de la posición número 90 en el World Giving Index (ranking de la solidariad mundial) y aproximarse a posiciones más coherentes con el hecho de ser la séptima economía mundial.
- Autor: Rodrigo Alvarez
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- Fuente: http://www.mobilizaconsultoria.com.br/
Excelente nota!
¡Gracias, Juan!