Cada vez que nos encontrábamos bailando en alguna fiesta de un congreso, Tony agitaba su cuerpo energéticamente, dando lo mejor de sí para seguir el ritmo. Y me decía: «¿Sabes que estudié ballet antes de dedicarme al fundraising?». Y nuestra carcajada después de esa frase se dejaba escuchar aun más fuerte que la música. Para ser sinceros, fue siempre un gigante maestro del fundraising y un esforzado bailarín.
Luego de un año de luchar contra el cáncer, esta semana Tony dejó esta dimensión terrenal y estará planificando su próxima presentación en algún lugar, como dice en su obituario su amigo Daryl Upsall.
Tony nos dejó a miles de fundraisers las ganas por investigar por qué las personas se activan para ser solidarias, el esfuerzo por buscar los mejores canales para llegar a sus cabezas y corazones, el ADN del fundraising, el poder de la creatividad y la innovación .
En 20 años compartí con Tony muchos congresos y conferencias en diferentes rincones del planeta junto con otros colegas con los que conformamos la troupe del circo global del fundraising. La gira nos llevó a Kuala Lumpur, Innsbruck, Toronto, Noordwijk, Saint Feliu y muchos otros lugares, pero sin duda lo que más me marcó fue cuando tuve la dicha de trabajar con él puliendo mi incipiente programa de Greenpeace Argentina en el otoño de 1998, luego del Congreso de AFP de Miami. Volamos juntos con Tony y ni bien llegamos a tierra comenzaron las maratónicas jornadas en nuestras oficinas de Greenpeace hippie style de Buenos Aires, en donde aprendí que las estrategias son importantes, pero optimizar los detalles hace la diferencia.
¡Gracias, Tony, por las enseñanzas de fundraising… y ¿por qué no?, también en el baile!
increible, ayer buscaba charlas de él en internet y hoy leo esto. Me encantaban sus charlas, su gran sentido del.humor e indiscutiblemente, su derroche de energía.
Tuve la suerte de conocerlo en Austria y lo admiraba muchísimo.
Que siga la fiesta en el cielo, aquí nos hará mucha falta.